jueves, 17 de junio de 2010

RELATORES // Tomás Rosner

El primer partido lo ves por Telefé y te dejás endulzar por la estética menemista. El disfrute es tal que las pelotudeces de Niembro pasan desapercibidas. En un momento el partido entra en una meseta y tira una incheckeable: “Nigeria está entre los cuatro países con mayor producción en la industria del cine”. Pero al final supera la raya con comentarios sumidos en un mar de ambigüedad tal que le permitan después afirmar: “bueno, como les venía diciendo…” ¿Ejemplo?: “ Argentina sigue buscando el segundo pero en realidad Nigeria busca el empate”. Directamente Vomitivo.
Para el segundo elegís la Televisión Pública. Kuffner se hizo de abajo: relató intercolegiales de Handball y miles de partidos de fútbol sala. Para algunos es aburrido, pero en un punto ver la transmisión del Siete es una decisión política. Además, Latorre y el Enzo saben lo que dicen.
El otro día pensé que el mundial debería pasarse sin relatos, sólo con sonido ambiente. Pero parece ser que la sociedad no puede desapegarse de la figura del relator. Recuerdo cuando llevé a una novia a la cancha, era su primera vez y me preguntó cuándo iba a empezar a hablar Marcelo Araujo. Parece ser que necesitamos un relator, como aquellas locuciones del chino del primer “Winning Eleven” que gritaba “fdsjfsdlkjgBATISTUTAjgfdlkgjfdREDONDOgfdgfd”.
El mundial transcurre y hace estragos con nuestra libido. ¿Quién va salir campeón si no es Argentina? ¿Eslovaquia? ¿Eslovenia? Brasil. Brasil tiene un ojete tremendo.
Me imagino a Kuffner gritando un gol en las semis o a Niembro exaltando a Romero después de un penal atajado a Inglaterra. Necesitamos un relator. Y salir campeones.

1 comentario:

  1. Me pasó lo mismo, el primer partido ncesitaba cerrar el ciclo de superproducciones Mundialistas, de canales con inversores extranjeros, y en el segundo (luego de una reprimenda de mis cumpas de militancia) pude disfrutar de Kuffner (o por lo menos no padecerlo) y de los comentarios de el Enzo y de Latorre, de admirable capacidad de apreciación futbolística.

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