domingo, 13 de junio de 2010

ARGENTINA 1 - NIGERIA 0 // Diego Skliar

El cielo porteño no se pone la camiseta
Elije la casaca gris
con vivos de llovizna de la selección del País Oficinista.

Cuando arranca el partido ya no quedan facturas.
El folklore muere súbitamente y solo queda fútbol.

Todavía no encuentro el lugar exacto del culo en el sillón
cuando grito el primero:
Escupo la pastelera que taponaba el agujero de mi muela rota.
El menos pensado,
El apellido enquistado entre los once que permanece sin que sepamos bien por qué.
El que salta porque es inglés,
El Gringo Heinze conecta de palomita y algunos ya hablan de aplanadora.

La ilusión se enfría rápido:
A pesar de algunos chispazos de La Pulga,
La preocupación desplaza a la ilusión:
Inquieta la Siberia entre Demichelis y Jonás
Entre Jonás y la banda derecha
Entre Jonás y la pelota.
Su zona se tiñe de verde Nigeria
Y su condición, amarilla: amonestado por jugar incómodo.

Maradona pide que seamos anchos y largos
Que lleguemos lento y profundo al orgasmo
Pero apenas mantenemos una actitud pseudo tántrica que no define.
Certeza: no es que a Messi no le salga lo que logra en Barcelona.
Es que nos la pasamos viendo compilados donde se muestra lo mejor.

Habrá que agradecer contradictoriamente
La homogeneización de la cultura europea:
Nigeria abandona el swing de Fela Kuti
Y juega al estilo Bono de U2.

Si se juega por los porotos
Hay que conseguir porotos.
Y en este mediodía lluvioso en Buenos Aires
En un mediodía bilardista
Sumamos los primeros tres.

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